REDIN surge como colectivo en el 2019 ante la inquietud de jóvenes universitarios hablantes de lenguas indígenas, quienes habían tenido experiencia empírica como intérpretes de familiares sujetos a un proceso judicial, percatándose de la ausencia de intérpretes de lenguas indígenas y de mecanismo de profesionalización, observando además actos de racismo y discriminación a las que enfrentaban las personas indígenas sujetas a un proceso judicial. Era increíble la ausencia de un padrón de intérpretes en un estado como Oaxaca, con 1.2 millones de personas indígenas hablantes de 177 variantes lingüísticas.
Diversos informes como el del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (2007), el de los relatores de Pueblos Indígenas de la ONU (2003, 2017) y de organizaciones locales (2016), daban muestra de un panorama desolador, más del 66% de las personas indígenas privadas de libertad no habían contado con un intérprete, lo que genera amplias violaciones de derechos humanos desde incomunicación, hasta posibles actos de tortura, dilación de expedientes judiciales y sentencias injustas a personas inocente.
Por esta razón, durante cinco años se ha articulado la Red de Intérpretes más grande de Oaxaca.